La rúbrica, muchas veces confundida con las firmas breves o rápidas que algunas personas poseen, es en realidad la parte de una firma que no es texto; es decir, todo gesto gráfico accesorio, decorativo, más cercano a un dibujo que a la propia escritura.
La rúbrica, muchas veces confundida con las firmas breves o rápidas que algunas personas poseen (por ejemplo quienes autorizan órdenes o tickets, quienes firman continuamente recetas o boletas, remitos, etc.) es en realidad la parte de una firma que no es texto; es decir, todo gesto gráfico accesorio, decorativo, más cercano a un dibujo que a la propia escritura. Por lo general la rúbrica le otorga estilo y personalidad al simple texto de una firma, aunque no en todos los casos esto mejora su interpretación grafológica.
Cabe destacar que no todas las firmas poseen rúbrica; y eso no les hace superiores o inferiores a las demás.
La rúbrica es, por lo general, una proyección mucho más libre y suelta, rica en imaginación, por cuanto no responde a formas preconcebidas definidas, como sí es el caso de la letra que, aparte del estilo que pudiere presentar, esta sujeta a cierto tipo de parámetros convencionales que permiten que sea leída o interpretada por otras personas. Es comparable a un garabato o dibujo sencillo que personaliza la firma.
Es la parte de una firma que no es texto; es decir, todo gesto gráfico accesorio
La rúbrica -en latín rubrum- nació de las palabras scripsit, firmavit, recognovit (escrito, firmado, reconocido) que se escribían en tinta roja como protocolo de la firma. En su simplificación fueron reduciéndose, primero con meras iniciales, hasta llegar a constituir la rúbrica.
El dibujo de la rúbrica actualmente es un elemento simbólico accesorio que habla de los mecanismos de defensa del "Yo" íntimo, la forma con que el individuo se protege del exterior.
Puede decirse que la rúbrica es la expresión de mecanismos de defensa y autoprotección, del grado de sencillez intencional y del grado de autonomía y adaptación versus la deficiente implicación en el compromiso por temor a perder la seguridad o la evasión o evitación de la vida social, la angustia, el sentimiento de culpa y la conciencia de la realidad.
En general, el predominio de la forma sobre el movimiento expresa la tendencia a apoyarse en factores externos, costumbres, convencionalismos, normas, reglas, métodos, criterios generales, etc. para transitar por la vida. Estos patrones pueden ser educacionales, religiosos, estéticos, científicos o de cualquier otro orden. El sujeto ve en ellos la única seguridad, por lo que trata de permanecer adicto como salvaguarda de su vida e intereses personales.
El predominio del movimiento sobre la forma o estructuración fiel de las letras, indica que el sujeto no se siente cómodo dentro de los patrones habituales de conducta y actúa rompiendo las reglas e impidiendo que las limitaciones coarten su libertad de acción y de expresión, su forma diferente de ver las cosas o de realizarlas.
Ocasionalmente se encuentran firmas e incluso rúbricas muy complicadas a base de letras muy adornadas, bucladas o llenas de lazos o de trazos tejidos en tela de araña. Generalmente estas complicaciones tienen una interpretación negativa: complicar es enmarañar, intrigar, confundir, embrollar o enredar. Esta actitud es propia del exceso de imaginación y del deseo de amedrentar, de sorprender el ánimo y mantener a los demás en expectación. Veladamente es un modo de hacer sufrir y, por tanto, tiene un origen sádico.